Detrás de la nomenclatura que tradicionalmente utilizamos para referirnos a las puertas exteriores de nuestra vivienda, existe cierta confusión que vamos a tratar de aclarar brevemente.
Solemos hablar de puertas blindadas, acorazadas y de seguridad dando por sentado que son sinónimos, pero conviene hacer ciertas distinciones. Como bien indica Ángel Olleros en su blog de seguridad física, la gran mayoría de puertas exteriores de vivienda instaladas en España, tal vez hasta un 99%, son puertas consideradas débiles frente al ataque tanto de fuerza como de habilidad, que en muy poco tiempo y sin hacer apenas ruido pueden ser abiertas con suma facilidad, importando muy poco la terminología que usemos para referirnos a ellas. Son puertas en el rango de los 900 o 1000 euros, y como parece evidente, no son una elección aconsejable en casi ninguna circunstancia.
Otro segundo grupo de puertas estaría en torno a los 1600 euros. Son por lo general puertas algo mejores y que se pueden reforzar llegado el momento, y dependiendo del presupuesto con que contemos, añadir en ella una segunda cerradura y un nuevo bombín de seguridad con un escudo blindado y, posiblemente, detección anticipada del intento de robo.
Una puerta con un nivel de seguridad aceptable puede costar a partir de los 2300 euros. En este rango, ya estaríamos hablando de puertas que exigen al delincuente un tiempo y un trabajo considerablemente mayor. A partir de ese precio, podemos considerar detalles cada vez más importantes, como la estructura de la puerta, equilibrio en la longitud de los bulones, control riguroso de la copia de llave, sistema de doble cerradura y detección anticipada del robo. Teniendo en cuenta que existen millones de puertas en España por debajo o muy por debajo de estas especificaciones, estas puertas ya son muy poco atractivas para los delincuentes, suponiéndonos aproximadamente una inversión de unos 2900 euros. Este tercer grupo de puertas es al que solemos referirnos como «puertas de seguridad«, pues en realidad es a partir de ellas cuando podemos empezar a considerar que la puerta nos proporciona un tiempo de respuesta aceptable frente a los ataques.
El último grupo de puertas vendría a suponer un coste de 3700 a 4200 euros. Posiblemente estemos hablando de puertas muy trabajosas para el delincuente, que las evitará casi con toda probabilidad, lo cual las convierte en una inversión en seguridad (y tranquilidad) por un periodo de tiempo sensiblemente mayor a cualquier otra del mercado. Hay que tener en cuenta que en este último caso tendremos una puerta perfectamente capaz para guardar nuestra vivienda por muchos años.
¿Cuánto vale la instalación de una puerta?
Fijémonos en los precios orientativos que hemos dado anteriormente para diferentes tipos de puertas: estos incluyen obviamente la instalación.
La instalación correcta de una puerta no es cuestión de unos minutos. Es una de las partes más importantes, pues de una correcta instalación depende tanto la seguridad proporcionada por el fabricante como la vida útil de la puerta (por no hablar de los problemas en el manejo de la puerta). De nada valdría la mejor puerta del mercado si no ha sido cuidadosamente instalada y asegurada. Por lo tanto, si hablamos de una puerta de 900 € YA INSTALADA, deberíamos plantearnos seriamente qué tipo de puerta estamos instalando. El consejo obvio es evitar puertas extremadamente baratas, pues si lo pensamos con detenimiento, al descontar el precio de la instalación nos quedaría un precio por puerta prácticamente ridículo.